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• ¡Alá, Navidá!

Esta Navidad ha sido un PA-LO. Tan palo que por eso ni he escrito. La he pasado demasiado bien. He visto y compartido con tanta gente que quiero y extraño, he matado horas hasta el amanecer, he tomado cientos de fotos, he sacado chistes viejos, chistes nuevos, vacilones ol’scul, he parrandeado, he reconectado, he comido, he salido, he reído y, sobretodo, he bebido sin mucha misericordia. Mi cuerpo me pide «mercy», y siempre que digo «hasta aquí llego», algo sale en mí y dice «una noche más, Ale. Es foquin Navidad».

Anoche fue una de esas noches en un jangueíto con las nenas de lo más nítido. ¡Gracias, nenas, por ese junte tan rico! Entre cosa y cosa, una de ellas me dijo que el video «Mírame»  de Victor Manuel ya está al aire. Shame on me, que trabajé en él y ni lo había visto. Aquí lo comparto pa’ que vean lo jeva que sale mi ex-roomie, La Bruck. ¡Olé! :)

• «¡Con la variedad de ayer y hoy…!!»♪

El sábado pasado la batería de mi carro murió. Un impromptu bien malo pues necesito tener un carro disponible para mi trabajo siempre. Por la noche mi hermano me acompañó a Western Auto para poder comprar una batería nueva. En esas, pasamos por la góndola donde se encuentran todos los olores para carros…

Desde hace muchos años venía pendiente buscando un olor bien particular de mi infancia. No sabía cómo se llamaba, pero sí que era del carro de Esteban, nuestro compadre y ex-vecino de Los Robles. Era un olor bien fuerte que a mi siempre me encantó.

Mientras esperábamos nuestro turno, fui a oler aquellas cosas para ver si hallaba el más buscado. Lo encontré pa’ rápido y fui corriendo a donde Seba para enseñárselo. Solo le dije: «Loco, huélete esto». Él pegó su nariz y exclamó «El .08 de Esteban…!»

No lo dudé: lo compré y lo escondí en el carro bien orgullosa de mi nuevo olor buscado por más de 10 años.

Pero me he ido dando cuenta que el sentimiento no es tan popular. Resulta que el olor es tan y TAN fuerte que raya en lo cocolo. No sólo raya en lo cocolo, sino que, según un tipo al cual le di pon hoy, «Es tan fuerte que ni se puede respirar. Cuando llegue a la reunión, la gente me va a preguntar sobre este olor cocolo que se me debe haber impregnado encima».

Por un momento lo tomé en consideración, you know, ya que suelo tener que carretear personas de un lado a otro. ¿Querré ser la culpable de la mezcla cocola que se impregne en sus ropas? ¿Querré ser la culpable de que no puedan respirar en mi carro?

Después de pensarlo, creo que lo más que puedo hacer es picar la pastilla por la mitad, o tal vez en un cuarto. Pero, en verdad, mi olor de Toyota .08 cocolo se queda en mi carro.

«Lo que quiero es que me pongan SALLLL-SA!»